martes, 19 de marzo de 2013

Cámino.

« Me gustaba dibujar. Recuerdo que de niño..., dibujaba con el dedo en el aire y mi madre me preguntaba: "¿Qué estas haciendo?", y yo decía: "Estoy dibujando". Así que el dibujo me llevó a la arquitectura. »

  

Con esta entrañable naturalidad explicaba Oscar Niemeyer como acabó dedicando su vida entera a la arquitectura, como si fuese un juego. Como la prolongación de una ensoñacion de niño. La extensión de un pasión temprana por el juego llevada a la ultilidad del mundo adulto y "responsable"

Un genio.


He tratado de continuar la rectitud de un camino bajo las premisas de las que habla Niemeyer, la de un juego adulto, una sucesión de acciones motivadas por pasiones "infantiles" . Pero ni todos los caminos son rectos ni todas las pasiones son constantes, diarias.

Como el escultor que se aleja de su obra para tener persepectiva, siento que me he apartado del camino. Un descanso de consciencia, de reafirmación y meditación. Encontrar de nuevo todos y cada unos de los "por qués" que me llevaron en un primer momento a empezar a andar.  

Cuando empiezas parece que lo complicado es echarse a andar, cuando lo realmente complicado es no detenerse y seguir avanzando aunque tropieces



El camino, cualquiera que escojamos en nuestras vidas, será sinuoso, con subidas y bajadas, con piedras y charcos, verdes praderas o escarpados barrancos... al principio intentaremos superar el camino por la meta, hasta que nos demos cuenta que la verdadera meta es el propio camino y como lo vamos haciendo.


No se me ocurre mejor manera de cerrar esta entrada tras un largo parón que volviendo a mis inicios, cerrando esta entrada con la frase que fué inicio de este titulo y que hoy cobra más sentido que nunca en mi vida.


Paso corto, mirada larga.



Disfruten del camino señores, sólo se camina una vez y es apasionante.

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