martes, 16 de octubre de 2012

Paso corto, mirada larga.




Una semana que empieza y acaba con un binomio austriaco rompiendo todas las barreras, desde la del sonido a la de los audimetros a lo largo del planeta. Una enormidad humana y publicitaria digna del esfuerzo previo, más de 5 años preparando al milimetro un acontecimiento que solo en España aunó a más de cuatro millones de espectadores frente a las pantallas de teledeporte, un canal minoritario que batió, gracias a Red Bull, su anterior record de audiencia.
La dimensión del acontecimiento considerado como la mejor campaña de marketing y promoción de la historia puede simplificarse con un tweet de Manuel Jabois:
- "Los que nunca vimos llegar al hombre a la luna siempre podremos decir que lo vimos llegar a la Tierra."
Fué algo más que publicidad.


Una semana que empieza y acaba iniciando una nueva etapa en mi vida, estudios en márketing y publicidad.
Salvando las estratosfericas distancias, puedo llegar a intuir que sentia Felix Baumgartner al abrir la puerta del "Stratos". Los dos observamos desde diferentes alturas el vértigo que produce lo que tenemos delante, el vertigo de abandonar la zona de seguridad para adentrarse, uno en una frenética bajada de 39 kilometros y otro en un nuevo inicio, dejando a un lado buena parte de mi vida y empezando de cero en algo que me ha apasionado siempre. El tras la visera del casco y yo frente a los textos, ambos esperamos, publicidad de por medio, que nos cambie la vida.

Paso corto, mirada larga.
Felix Baumgartner, cinco años preparandose sin descanso para un "vuelo" de cinco minutos a merced de vientos, confiando en la consistencia de los 0,002 centímetros de grosor que media el globo que lo izó a 39.000 metros, cinco años de saltos, de duro trabajo para acabar llorando rodilla en tierra tras haber aterrizado. Es un buen ejemplo de que no hay éxito sin riesgo, ni reconocimiento sin esfuerzo. Que me sirva de inspiración.



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